Un viejo pintor recibe el encargo de pintar un cuadro de la Virgen que será expuesto en un altar de un templo católico en la región de Flandes, junto con otro cuadro de otra Virgen, en cuya imagen se la ve atravesada por una espada y sufriendo profundamente. Para cumplir tal exigencia, el artista selecciona una modelo para cumplir de manera óptima su trabajo. La chica escogida resulta ser una huérfana de origen judío con un pasado muy triste. El pintor pone en brazos de la muchacha un bebé recién nacido para que los dos posen para él. Poco a poco, el pintor se ve atrapado por la belleza singular de la joven, y esta, al sostener al niño, va quedando impregnada de un sentimiento desconocido para ella, la maternidad, que cada vez se le hace más incesante y adictivo. Pero llega el momento en el que el cuadro está terminado. El pintor se tiene que separar de la muchacha y esta a su vez del bebé.
Opinión personal: Gran libro con sorprendente final. Como siempre, Zweig describe extraordinariamente los sentimientos y emociones de los dos protagonistas principales, que son el eje principal de la novela, especialmente destacando los de la chica. El amor como tema central, y la desesperación u obsesión por esas emociones. Como telón de fondo nos muestra la intolerancia religiosa y los graves conflictos que provoca. Detalles sobre el proceso de creación artística.
Nota: 8
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